La Pedagogía Musical Willems

A mediado del siglo XX y como reacción a la austeridad de los conservatorios que sólo se interesaban por los niños «dotados», los métodos denominados «activos» rivalizaban en idear juegos para captar el interés de los niños pequeños. Pero, por desgracia, llegaba el día en que los niños debían abordar la música «en serio» y había que volver a empezar.

Edgar Willems, después de décadas de investigación y como respuesta a este problema, propuso una progresión pedagógica con una coherencia continua desde el primer curso de iniciación musical hasta el solfeo avanzado y la práctica instrumental.

¿Cómo es este «método», que da al profesor unas sólidas bases para la educación musical y al mismo tiempo respeta la creatividad y la espontaneidad de los alumnos? La pedagogía musical Willems debe su nombre al músico y pedagogo de origen belga Edgar Willems. El Sr. Willems realizó, a lo largo de su vida, numerosas investigaciones acerca de la sensorialidad auditiva infantil y la relación entre la música y el desarrollo emocional y las capacidades cognitivas en los niños que la practicaban. En 1949 fundó la editorial Pro Música en Friburgo, donde publicó el resultado de todas sus investigaciones, dando origen al denominado, desde entonces, método de Pedagogía Musical Willems. Toda su labor pedagógica y musical se desarrolló en Suiza, donde falleció en el año 1978.                                                                                                                              

La difusión del método Willems se debe al trabajo de su discípulo Jacques Chapuis, extraordinario pianista, fundador y presidente de la Asociación Internacional de Educación Musical Willems hasta su muerte en 2007.



La Pedagogía Musical Willems ha revolucionado el mundo de la enseñanza musical proponiendo un método a través del cual el desarrollo del lenguaje musical se efectúa de forma paralela y siguiendo los mismos principios que el aprendizaje de la lengua materna. Se trata, pues, de una educación musical activa que recurre a la receptividad y la reproducción de los fenómenos, a la vez que a la propia expresión creativa y a la inventiva.

La educación musical Willems, según estos principios, es accesible a todos los niños, jóvenes y adultos, dotados o no, y a todos beneficia por igual.

El Proyecto Educativo de la escuela integral de música de burgos se fundamenta en la pedagogía musical Willems, siguiendo, según propone este método, dos líneas de trabajo simultáneas y  complementarias:

  • Una educación RECEPTIVA, que permite al alumno llegar a apreciar y diferenciar sensorialmente los elementos de la música, desarrollar la memoria y la audición interior, etc.
  • Una educación ACTIVA, en la que el alumno debe hacer música por sí mismo: cantar, improvisar, tocar, en definitiva, sentir la música con todo su cuerpo y siempre con un marcado componente afectivo.


El beneficio de una educación musical estructurada para todas las edades y, sobre todo en los niños, ya ha sido probada científicamente y constatada experimentalmente: el enorme desarrollo individual de la persona, sus capacidades de memoria, ampliación del pensamiento matemático, así como el aspecto social en la familia y en el colegio, son solo algunos de los numerosos beneficios que aporta:

  • Se basa en el trabajo en grupos reducidos, en las asignaturas colectivas, para cultivar las riquezas y las exigencias del encuentro con el otro (escucha, expresión propia, comunicación, respeto por el otro). Pero de la misma forma es imprescindible una labor individualizada, sobre todo en la práctica instrumental.
  • Asegura, gracias a sus bases vivas y ordenadas, un desarrollo del oído musical y del sentido rítmico, que permite y potencia la práctica del solfeo, la de un instrumento o la de cualquier otra disciplina musical.
  • Utiliza siempre medios naturales y vivos, que van de lo concreto a lo abstracto, de lo global a lo particular, favoreciendo una transición homogénea de lo instintivo a lo consciente.
  • Excluye todo procedimiento extra-musical, ya sea como medio o como punto de partida, pues considera que la música es lo suficientemente interesante y rica en sí misma para necesitar apoyarse en elementos que, generalmente, sólo aportan confusión y distracción.

Así pues, todo el material y los elementos empleados nacen de la música: el sonido, el ritmo, el canto y el movimiento. Estos cuatro aspectos estarán presentes en cada clase, pues todos ellos son esenciales para una formación musical completa.

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